En el básquet, el rendimiento no depende solo del entrenamiento físico o la técnica.
También se construye desde la alimentación.
Estos son los tres pilares que marcan la diferencia dentro y fuera de la cancha
A – Agilidad
La agilidad no solo se entrena con dribbling o piques cortos.
Un cuerpo liviano y con energía de calidad se mueve más rápido y sin pesadez.

Antes de entrenar, elegí:
Frutas frescas
Yogur o avena
Una tostada con queso
Evitá comidas grasas o muy pesadas que te hagan sentir lento.
B – Balance
Un jugador necesita equilibrio en la cancha… y también en su plato.

Tu cuerpo necesita:
Hidratos de carbono (arroz, pasta, papa, avena) → tu combustible.
Proteínas (pollo, huevo, pescado, legumbres) → construyen músculo.
Grasas saludables (aceite de oliva, frutos secos, palta) → energía duradera.
Cuando los combinás correctamente, obtenés fuerza, resistencia y recuperación.
C – Concentración
La mente también se entrena… y se alimenta.
Un cerebro bien nutrido mejora reflejos, atención y toma de decisiones durante el partido.

Tips clave:
Desayunos con hidratos + proteínas = foco desde la mañana.
Colaciones con frutas o frutos secos = evitan el bajón de energía.
En resumen
El rendimiento no es solo entrenar fuerte… también es cómo te alimentás.
ABC del Básquet Formativo:
A – Agilidad: comer liviano antes de jugar.
B – Balance: combinar nutrientes para rendir al máximo.
C – Concentración: energía estable para una mente enfocada.