El brasileño es el primer sudamericano al frente de un equipo NBA y con resultados para aplaudir. Asumió en el desorden, pero venció al campeón y está 5-3.
Portland parecía destinado a otro año de reconstrucción, pero Tiago Splitter le cambió el pulso a una franquicia sin brújula. El brasileño, formado bajo el ala de Gregg Popovich en San Antonio, asumió como interino tras un inicio errático y ya dejó su sello: un equipo joven, valiente y con carácter. El último ejemplo fue monumental: remontó 22 puntos al campeón Oklahoma City Thunder para ganar 121–119 en una noche que dejó al Moda Center temblando.
El Blazers–Thunder del miércoles fue más que una victoria: fue una declaración. Deni Avdija, que había arrancado 0/11 de campo, terminó con 26 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias, mientras que Jrue Holiday sumó 22 y cuatro triples decisivos. Desde el banco, el australiano Duop Reath encendió la remontada con cuatro bombazos seguidos y se llevó el balón del partido. “Es un grupo resiliente, que no baja los brazos”, dijo Splitter tras el juego, visiblemente emocionado por el temple mostrado.
Con récord 5-3 y triunfos sobre Denver y Oklahoma City en menos de una semana, Portland empieza a romper la etiqueta de “equipo en transición”. La defensa, antes un colador, ahora se sostiene con agresividad y comunicación, y el ataque fluye con ritmo e inteligencia. Jerami Grant, Toumani Camara y el jugador de segundo año Donovan Clingan completan una rotación sin grandes estrellas, pero con una energía contagiosa.
Más allá del impacto deportivo, hay un hito histórico: Splitter es el primer sudamericano que dirige a una franquicia NBA, y lo hace con identidad y resultados. A los 40 años, el ex pivote de la Selección brasileña y campeón en 2014 con San Antonio trasladó lo hecho en su paso por Europa con un impresionante Paris Basket a una ciudad que necesitaba creer otra vez. El comienzo tumultuoso, con Billups detenido por apuestas, hoy pinta muy distinto.