Los Mavericks perdieron los 2 primeros partidos de la 25/26 y las críticas al gerente general volvieron a avivarse. Cooper mejoró con respecto al primer juego.
El segundo partido de la temporada no trajo alivio para Dallas Mavericks ni para su prometedor novato, Cooper Flagg. Tras una dura derrota ante San Antonio, el equipo volvió a tropezar en casa frente a los Washington Wizards, que se impusieron por 117-107. Dallas comenzó con un buen arranque (23-9), pero rápidamente perdió el control del encuentro y terminó sufriendo otro golpe anímico y deportivo que dejó en evidencia su falta de consistencia.
El conjunto capitalino, liderado por un encendido Kyshawn George con 34 puntos, desarmó a los Mavericks con un parcial demoledor en el segundo cuarto. Lo que parecía una cómoda ventaja se transformó en una pesadilla cuando Washington dio vuelta el marcador y llegó a sacar 17 puntos de diferencia. Dallas intentó reaccionar sobre el final, pero su esfuerzo solo sirvió para maquillar el resultado ante un rival que, en principio, no figura entre los más fuertes del Este.
En medio de la frustración colectiva, Cooper Flagg fue de los pocos que dejó una imagen positiva. El joven novato mostró avances respecto a su debut: anotó 18 puntos, repartió 6 asistencias y se lo vio más confiado en el manejo del balón. Su ráfaga en el último cuarto encendió brevemente a la afición, aunque no alcanzó para revertir la historia.
Sin embargo, la derrota reavivó el malestar en cancha de los Mavs. Los hinchas volvieron a pedir la salida del gerente general Nico Harrison, recordando las secuelas del traspaso de Luka Doncic. Ante este clima tenso, el entrenador Jason Kidd pidió calma: reconoció la frustración, pero insistió en que el equipo necesita tiempo para acoplarse. “Todos queremos ganar, pero hay que tener paciencia”, expresó. Dallas, ahora con dos caídas consecutivas, buscará recomponerse antes de que el entusiasmo inicial se diluya por completo.