La capacidad lógico-motriz, donde se observa la toma de decisiones, despertó en el entrenador Juan Lofrano una serie de ideas para aplicar en cancha.
La adhesión a la resolución de problemas como estrategia de intervención en nuestras prácticas es absoluta. A esta altura, no vale la pena discutir su utilidad e importancia. Entrenadores y entrenadoras hemos incorporado este método a nuestra cotidianidad y le pedimos que nos ayude a generar jugadores y jugadoras inteligentes y creativas tácticamente.
Ahora bien, no podemos resumir a jugar desde el 1×1 al 5×5 y creer que estamos impactando profundamente en este estilo de enseñanza. Como formadores tenemos que leer lo que devuelven los chicos y las chicas. La creciente complejidad, equilibrar desafíos y posibilidades, buscar la zona de desarrollo próximo e instalar deseos se pueden pensar desde la resolución de problemas. Pero cuidado, no es algo mecánico ni lineal: hay que diseñar permanentemente interferencias contextuales, no llevar a los jugadores a situaciones limitantes.
A modo de definición operativa, podemos decir que es una situación simuladora del hecho competitivo, la cual simplificamos para facilitar el umbral de accesibilidad al jugador o la jugadora, o para estimular algún aspecto en el cual nos interesa focalizar.
Lejos de querer presentar un recetario o algo similar, les dejo ideas para que puedan pensarlas y bajarlas a la cancha
Para simplificar la labor ofensiva:
– Aumentar los espacios de trabajo.
– Los tiempos se aumentan para conseguir el objetivo.
– Limitar las tareas motrices de los defensores por desequilibrio o inferioridad o combinadas ambas.
Para simplificar la labor defensiva:
– Disminuir el espacio
– Disminuir el tiempo de los atacantes, ya sea limitando el número de pases o de tiempo total de ejecución.
– Limitar la motricidad del ataque, número de botes, no botes, mano hábil.
Trabajar estas variables de a una, combinadas o en sub-grupos será propiedad de la didáctica y su dimensión artesanal. Tener despejado el por qué, el qué y el cómo enseñar nos permite disfrutar de lo que nos devuelven ellos y ellas.
Los futuros jugadores y jugadoras que tomen riesgos, que se animen a innovar, que lean el juego se construyen desde el inicio del proceso. La resolución de problemas es el camino.
